sábado, 31 de julio de 2010

Vacaciones

1. Si la música mántrica que me envuelve ahora, un house de Gui Boratto llamado Division tiene olor a ciertas hormonas que salen de nuestro cuerpo cuando corremos, cogemos o nos tomamos una pastilla de éxtasis no es culpa mía.

2. Algo de mántrico también tiene que tener el libro Centralasia de Roberto Echavarren, un viaje transgenérico sobre tierras orientales, difusas. Y si el lector nos sigue (o quizás repetiremos siempre lo mismo pero con variaciones), intentamos saber qué tienen en común estas cosas.

3. Repito: viajé con Centralasia tanto como cuando viajamos, con mi aliado, al campito en Carlos Keen de mis viejos. Dejó una parte para que lo ausculten:

"La acción que todo lo mueve, es una.
Cualquier acto repercute en la masa de lo existente.
Todo acto es resultado de otro y origen de nuevos actos,
una complicación profunda, una responsabilidad.
Proviene del deseo, pues la ignorancia
que nos hace querer esto así o asá
es nuestro mejor guía.
El conocimiento nos daría el no desear,
entonces cesarían afinidades y repulsiones.
En el instante en que se parara el deseo
se pararía la rueda,
prerrogativas del bienestar, carencia del dolor,
grado avanzado y boca diminuta,
víctima de retortijones.
Las representaciones no quedan atrás
de las torturas imaginadas;
se representa entre otros el tormento del fuego
en país frigidísimo.
El mayor mal de este infierno es la mente."

4. En el campo de Carlos Keen, lugar donde conocí a Nak y a Romina Freschi (sin conocerlos todavía, hace unos años, en el festival Campo Konex), inauguramos nuestra guarida con incienso y eucaliptos, nos limitamos a volver nuestros cuerpos dorados e imaginar una estática salvaje alrededor nuestro. Derivamos visiones en realidades y realidades que se hacían, mágicamente, visiones. Un infierno maravilloso esa noche de miércoles que se conectó con la gran ciudad, seguramente, por algún canal.
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5. Me van a decir que no entienden: It´s the barroco, baby. Una noche que nadie escuchó mis poemas, leí.... juro que leí, pero nadie prestó atención. Algunos amigos nomás (que saben que los quiero mucho). Es así, Héctor, somos cavernícolas y la letra del loco no se vende.
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6. Algo me recuerda que nos suspendimos con la Freschi... hablamos mucho, hacía tanto que no la veía. Medusario: una bomba de tiempo. ¡Qué bueno que existan libros-bomba, misiles que exploten en ningún lugar, letra de locos!
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7. También hubo lugares donde falté por cuestiones presupuestarias, pero activaron zonas inesperadas en mí, de eso estoy seguro. Luc me regaló unas lindas armas de Burroughs y Apollinaire (autor que leí a los quince años sin saber qué era el surrealismo). Ser un misil teledirigido o no ser un misil teledirigido, esa es la pregunta.

1 comentario:

  1. buenas. una vez más, muy interesante. leíste 'las olas' de la woolf? bueno, me remitió a eso pero on acid. saludos. alfonso.

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